Oí... que has sentado la cabeza. Que tú... encontraste
a una chica, y que tú... ahora estás casado.

Viejo amigo, ¿por qué eres tan tímido? No es propio de ti contenerte u ocultarte de la luz.
Odio presentarme cuando menos se me espera, sin que me inviten, pero no pude mantenerme alejada, no pude oponerme... Esperaba que vieras mi cara y que te acordaras de que para mí, no se ha terminado...
No importa, encontraré alguien como tú, no deseo nada más que lo mejor para ti también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario