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Oh lalá

Oh lalá

domingo, 9 de febrero de 2014

10 cosas que odio de tí

Odio como me hablas 
Y tu forma de conducir. 
Odio tu corte de cabello 
Y lo que llegué a sentir. 
Odio tus espantosas botas 
Y que me conozcas bien. 
Te odio hasta vomitar 
Que bien va a rimar.
Odio que sepas pensar 
Y que me hagas reír.
Odio que me hagas sufrir 
Y odio que me hagas llorar.
Odio tanto estar sola
 y que no hayas llamado aún, 
Pero más odio que no te pueda odiar 
Aunque estés tan loco, 
Ni siquiera un poco 
Lo he de intentar.


lunes, 11 de febrero de 2013

Whatever makes you happy, whatever you wantYou’re so fucking special...                                                                                   
I wish I was special                                                                                                            
But I’m a creep, I’m a weirdo
What the hell am I doing here?
I don’t belong here


sábado, 4 de agosto de 2012

Stop

(...)¿Por qué stop? Por miedo de empezar las fabricaciones, son tan fáciles. Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras, y resulta que te quiero. Total parcial: te quiero. Total general: te amo. Así viven muchos amigos míos, sin hablar de un tío y dos primos, convencidos del amor-que-sienten-por-sus-esposas. De la palabra a los actos, che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte l o s h u e s o s y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al verse. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto. (...) 


Fragmento de Rayuela. Julio Cortázar.















Capítulo 93



(...) Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte,
te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños. Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, amor llave, amor revólver. (...)






Fragmento de Rayuela. Julio Cortázar. 

sábado, 21 de abril de 2012

Nos sobran motivos.



Este adiós no maquilla un hasta luego, este nunca no esconde un ojala, estas cenizas no juegan con fuego, este ciego no mira para atrás.

 Este notario firma lo que escribo, esta letra no la protestaré, ahórrate el acuse de recibo, estas vísperas son las de después. A este ruido tan huérfano de padre no voy a permitirle que taladre un corazón podrido de latir.

Este pez ya no muere por tu boca, esta loca se va con otra loco,
estos ojos no lloran más por ti.




viernes, 13 de abril de 2012

Two loves.


Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que el padre o la madre de tus hijos, esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella… Y dicen que hay un segundo gran amor, una persona que pierdes siempre. Alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la química escapan a la razón y te impedirán, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejarás de intentarlo. Te rendirás y buscarás a esa otra persona que acabarás encontrando. Pero te aseguro que no pasarás una sola noche sin necesitar otro abrazo suyo, o tan siquiera discutir una vez más… Todos saben de qué estoy hablando, porque mientras estas leyendo esto, te ha venido su nombre a la cabeza. Te librarás de él o de ella, dejarás de sufrir, conseguirás encontrar la paz (le sustituirás por la calma), pero les aseguro que no pasará un día en que deseen que estuviera aquí para perturbaros. Porque, a veces, se desprende más energía discutiendo con alguien a quien amas que estando con alguien a quien aprecias.



Paulo Coelho.